martes, 15 de febrero de 2011

Notas - 1


Cuando en el año 2003 terminé el texto "Notas para una suposición: lo imposible", me prometí a mí mismo y a algunos amigos que retomaría alguna de las cuestiones allí esbozadas e intentaría desarrollarlas en la medida de mis posibilidades.

Uno de de los temas tratados era la belleza.

Diría que no estoy descontento del todo de lo que escribí allí, pero en todo caso era con seguridad subjetivo -esto es inevitable- e insuficiente. Las relecturas de dos libros, me han aportado algunos argumentos que quiero trasladar aquí.

En "Cinco meditaciones sobre la belleza" François Cheng, el autor, se atreve a tomar el problema sin ningún tipo de pudor ni de miedo. Meditaciones hechas oralmente ante un heterogéneo grupo de personas.

Si hubiese leído este libro antes de escribir las "Notas..." seguramente éstas habrían sido distintas.

Aunque hay un buen número de puntos en común. Allí ya esbozaba mi fascinación por el desnudo femenino -esta es una cuestión sobre la que volver- y Cheng advierte desde el principio, que podemos pensar o definir el vocablo belleza de distintos modos, pero existe una belleza paradigmática: "la belleza del cuerpo humano, más precisamente del femenino". También la belleza reflejada en el rostro humano: "rostro de mujer celebrado por los pintores del Renacimiento, rostro del hombre fijado por ciertos iconos".

Cheng se muestra absolutamente fascinado por el Renacimiento, según él allí está la belleza fabricada por manos humanas, más que en Grecia.

No puedo estar más de acuerdo en esto.

Pero lo que más me ha impactado del libro es la idea que el autor recoge de Merleau-Ponty, pero que hace suya, el quiasma, que Cheng reelabora definiéndola así: "en la belleza, toda verdadera mirada es una mirada cruzada... entre lo que mira y lo que es mirado". De hecho esto sería una pista sumamente atractiva para tratar el tema del pintor y la modelo.

Por último y para terminar esta primera nota diré que Cheng cree en la belleza del mundo -el mundo también es horror y a veces conviene pasearse por él-, pero aceptemos que el universo fabrica belleza, desde las galaxias hasta una humilde flor, la pregunta es: ¿por qué?

El segundo libro que pienso traer aquí es "Abstracción y Naturaleza" de W. Worringer, pero sobre el de Cheng han quedado cosas por decir, así que...

continuará


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