Diario de un cuadro, tendrá que esperar un tiempo. No únicamente por la cuestión del secado de la pintura, sino también porque se deben tomar decisiones respecto al color.
Entretanto ya anticipé que iniciaría otra entrada comentando alguna de las otras obras en marcha. Esta es una de ellas. Tiene una larga historia, un proyecto comenzado hace años y que nunca llegaba a satisfacerme.
Ha cambiado incluso de formato.
Ahora creo que empieza a tener algo de sentido. Quizá porque hace un par de días decidí que las copas de los árboles debían ser rojas. No sabría explicar el motivo. Nunca busco, a priori, contenidos simbólicos del color, sus posibles atributos y significaciones son infinitos y contradictorios.
Hace un tiempo en uno de los talleres que tienen lugar en mi estudio, hablamos de esto. Como introducción les apilé un gran montón de libros, de todo tipo, sobre la cuestión. Comenté: se pueden leer, se pueden estudiar, pero, luego, lo mejor es olvidar todo y fiarse de la intuición. Un color llama a otro, y así de repente, vi claro que las copas de los árboles debían ser rojas...
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